La familia y la etica reconstructiva

LA FAMILIA Y LA ÉTICA RECONSTRUCTIVA

Francisco Mele

Mayo de 2006

La familia es una estructura en la que las historias individuales se entrelazan, entran en conflicto y generan nuevas historias que afectan a la construcción de la identidad del individuo. Concebir la familia según la perspectiva histórica significa permanecer en el registro narrativo. El propio Freud había escrito sobre los temas y tramas que se desarrollan en la novela familiar.

Paul Ricoeur (1) diferencia la identidad ídem, el carácter permanente en la identidad y la identidad ipse, o identidad narrativa, que construye la identidad como un proceso, en el que la persona al contar su historia construye su propia identidad que cambia gradualmente con respecto al personaje que permanece.

La narración – o identidad narrativa, sostiene Jean Marc Ferry – es en cambio uno de los aspectos de la identidad (2), es decir, no la agota y se expresa, además del nivel de la narración, en otros tres niveles.

Así que, según Ferry, hay cuatro niveles de comunicación: narración, argumentación, interpretación y reconstrucción.

La narración constituye el primer nivel de comunicación de la historia del sujeto, pero sobre todo representa la historia de las experiencias. La auto-narración representa un registro que no siempre tiene en cuenta la intersubjetividad, ya que el sujeto puede quedar prisionero de sí mismo en un soliloquio que no da espacio a ningún interlocutor.

El punto de inflexión lingüística está íntimamente relacionado con el paso de una filosofía del sujeto a una filosofía intersubjetiva. En la terapia familiar la historia ocurre, pero en un contexto intersubjetivo que ya no es el de lo privado, sino el de un espacio público. Los terapeutas – o el equipo terapéutico – representan lo social que interactúa con lo privado. Los sujetos entonces no sólo cuentan la historia, sino que tienen que argumentar sus posiciones hacia un tercero neutral, tanto como sea posible ser neutral en la terapia.

La narración es la forma más primitiva e inmediata de relación comunicativa intersubjetiva; narrar significa intercambiar intersubjetivamente “acontecimientos, dando forma a experiencias vividas, significativas para uno mismo y para los demás”: después del relato, los sujetos que participan en la narración no permanecen como antes, “sino que se construyen o reconstruyen precisamente en la comunicación” (3).

El argumento se refiere al problema de la verdad. En la fase de narración no se plantea el problema de la diferencia entre realidad y fantasía, entre realidad y ficción; por el contrario, según el registro que se refiere a la argumentación -en términos de Habermas corresponde a la ética del discurso- el problema que se plantea es el de la verdad: cada participante en la conversación terapéutica debe justificar su propia versión de los hechos, porque puede haber otro que la cuestione.

El proceso de interpretación representa el tercer nivel del discurso, según Ferry; se encuentra de inmediato entre la narración y el argumento. En una terapia familiar se pone en juego el conflicto de fuerzas que responden a interpretaciones opuestas. Incluso se cuestiona la interpretación de los terapeutas; esto se debe a que el observador no puede permanecer fuera del campo de observación, se convierte en un elemento integral; a partir de este momento comienza una historia del sistema familiar en interacción con el sistema terapéutico y luego comienza una nueva historia, en esta fase, definible como “terapéutica”.

El cuarto nivel de comunicación según Ferry se refiere a la reconstrucción.

En la familia hay una experiencia de sufrimiento que se expresa, se manipula, se niega. Cada uno se siente herido por el otro, y cada uno trata de justificar su acción, sin darse cuenta siempre del mal infligido al otro.

La terapia familiar es un proceso que debe conducir al borrado de viejos rencores, a la elaboración de los males sufridos, restableciendo un plan de justicia moral; así, el perdón de los pecados cometidos conscientemente o sin ser consciente de ellos se convierte en un objetivo.

Este proceso de reparación intersubjetiva constituye el cuarto nivel señalado por Ferry, es decir, el de la ética reconstructiva.

Ferry se pregunta qué sucede en la relación entre el locutor y el receptor cuando cuenta, interpreta, discute, reconstruye. En la narración se verifica la historia por un lado y la escucha por otro; en la interpretación se pone en marcha el método de explicación – el científico – (construcción, falsificación y verificación de hipótesis) y el método de comprensión – el método fenomenológico por excelencia, que incluye la empatía, colocándose en el lugar del otro: su categoría es la búsqueda de sentido; en la argumentación, en cambio, pone en marcha la defensa o la justificación por un lado, la impugnación o la problematización por otro, su categoría es la validez; el análisis y el reconocimiento son la base del proceso de reconstrucción, su categoría es el reconocimiento. (4)

En esta línea de ética reconstructiva, debemos llegar a un momento de reconciliación, que parte de una disposición a escuchar “las demandas del otro y a reconocer su sufrimiento”; esta disposición “se convierte en la base para una construcción cooperativa de normas que puedan regular la vida en común”. (5)

Esta ética reconstructiva representa, en mi opinión, uno de los polos de la dialéctica de deconstrucción / reconstrucción, que conecto juntando el método deconstructivista de Jacques Derrida y el método reconstructivo de Ferry.

El concepto dialéctico desconocimiento/reconocimiento que desarrollé en el primer volumen, capítulo sobre la drogadicción (6) teniendo en cuenta el análisis de la teoría del reconocimiento desarrollada por Honnet, puede enriquecerse a la luz de la ética reconstructiva de Ferry.

RECONSTRUCCIÓN Y RECONCILIACIÓN

Creo que no pueden convertirse en padres de pleno derecho si no se han reconciliado con sus padres. La relación de una pareja no puede considerarse terminada – por ejemplo, si se ha producido una separación – si no se ha llegado también a una reconciliación. Si sigues siendo prisionero de sentimientos negativos, que impiden la reconciliación, sigues moviéndote en función de esos sentimientos.

“La reconciliación está apoyada por Graziano Lingua, que prefiere el libro de Ferry – sólo puede ser posible porque cada uno de los dos socios está dispuesto a reconocer sus propios errores y a escuchar con empatía las recriminaciones del otro, pero esto sólo puede lograrse mediante el perdón” (7).

Ferry escribe: “El perdón es reconstructivo, más que argumentativo porque pedir perdón no implica que uno haya sido objetivamente perjudicado en una disputa (punto de vista establecido por el argumento), sino ante todo que uno sufre por el hecho de que el otro está sufriendo por lo que hemos hecho, si no por nuestro error, y que uno reconoce para sí mismo una responsabilidad en el sufrimiento del otro” (8). Esta disculpa debe entenderse como una identificación en el pensamiento, aunque distorsionado, del otro, y no siempre una situación objetiva real.

La reconstrucción no implica considerar lo sucedido, ni tampoco implica sólo interpretar los hechos, ni universalizar las máximas individuales con respecto a una comprensión general (argumentación), sino que significa “pasar por este proceso a la inversa por las vías de un reconocimiento fallido”. (9)

Ferry propone dos ejes, análisis y reconocimiento. El primer eje sirve para describir la relación del sujeto con el pasado; el objetivo no es sólo desmitificar el pasado, sino también asumir el sufrimiento acumulado a lo largo de los años. En este proceso se hace una relectura de la propia historia comparándola con la de los demás; de esta manera se abre la posibilidad de ser reconocido como “sujeto capaz de responder”. Para el autor, comunicar no sólo significa transmitir contenido o información, sino que implica una participación más profunda de las personas y un interés en comprenderse mutuamente, por lo tanto, la búsqueda de un vínculo.

El pasado que debe reconstruirse dice Graziano Lingua, es siempre un pasado de historias personales marcado por la vulnerabilidad de los sujetos, porque “cada pasado contiene en sí mismo una violencia sufrida que impide la transparencia de la comunicación”(10). La violencia está siempre al acecho también en el registro – o nivel – de la narración. En un contexto conflictivo, las personas tienden a justificarse o cerrarse narcisistamente, y por lo tanto a responder con violencia incluso cuando aparentemente no hay violencia explícita. En la terapia familiar, llegar a la narración de hechos más o menos conocidos por todos los miembros de la familia implica la construcción de un contexto de intercambio de experiencias. Estas experiencias tienen una historia imposible de olvidar y contienen un nivel de violencia listo para explotar. Toda forma de comunicación está ligada a intenciones no expresadas y no habladas que no han alcanzado el nivel del lenguaje verbal.

Uno de los objetivos del espacio de reconstrucción es llegar a un momento de reconocimiento mutuo, lo que no implica preservar o romper el vínculo emocional. Reconocerse a sí mismo significa superar los malentendidos y los momentos de desconocimiento del pasado, a veces incluso darse cuenta de que tal vez cada uno se sintió ofendido cuando el otro no tenía esa intención. En la comunicación en un contexto regulado como el de la terapia familiar, es posible comparar los aspectos subjetivos y objetivos de la ofensa, de la intención agresiva. La justicia tiene un aspecto racional y objetivo y un aspecto subjetivo, y la experiencia subjetiva de lo que está bien o mal varía de una persona a otra según la historia de cada uno y especialmente según el nivel de fuerza psíquica de cada individuo.

Fecha de publicación en línea: 4 de mayo de 2006

En las familias de Don Bosco

NOTE
1) Paul Ricoeur, (1993);

2) Jean Marc Ferry, (2006)

3) ibidem, introduzione di Graziano Lingua, pag. 92

4) Il riconoscimento è sempre un processo intersoggetivo, in quest’ordine il passato non interessa come passato, ma “come orizzonte all’interno del quale si struttura la comunicazione nel presente” ( Graziano Lingua, in L’etica ricostruttiva, pag. 89)

5) ibidem, pag 90

6) Francisco Mele, (2006)

7) ibidem, pag. 106
8) Ferry, (2002);

9) Graziano Lingua, ibidem (2006), pag. 107;

 10) ibídem, p. 110

BIBLIOGRAFIA
Jean Marc Ferry, (2002)-Valeurs et normes. La question de l’éthique, Université de Bruxelles, Bruxelles;(2006)-L’etica ricostruttiva, Medusa, Milano;
René Girard (2001), “Delle cose nascoste sin dalla fondazione del mondo”, Adelphi, Milano;
Francisco Mele,
(2001)“Io diviso/Io riunito. Per una psicoetica dell’operatore sociale”, FrancoAngeli, Milano;
(2004)“Le spie dell’incertezza. Famiglia, Scuola e Istituzioni. La costruzione del Sé allo sbando”, Bulzoni, Roma;
(2005), “La società post-nevrotica” in “La sfida del post-umano”, a cura di Ignazio Sanna, Studium, Roma;
Paul Ricoeur (1993), “Il Sé come un altro”, Jaca Book, Milano.